"Línea Uno" de Juan Mendoza (CLAN Editorial)

"Línea Uno": literatura a ras de suelo en el Puente de Vallecas
Miércoles 16 de mayo, 19.00 horas
Presentación de la segunda novela del escritor Juan Mendoza

    “Lumis, yonquis, camellos, currelas, maricones, burlangas, bolleras, subnormales, maderos, curas, chorizos, marujas, moracos, pandilleros, chinos, negratas, calorros, panchitos, quinquis, borrachos, travelos, fumetas y ángeles de segunda división pueblan el universo vallecano conformando un paisaje urbano y marginal en el que la vida y la muerte corren parejo.
El Puente de Vallecas es un lugar acogedor e inhóspito al mismo tiempo; un barrio en el que el olvido y la redención son posibles y el pecado sólo muerde el alma de aquellos que no están dispuestos a perdonar y a perdonarse.
Un territorio singular en el que el ángel de la muerte viaja en transporte público y fuma tabaco de liar, el diablo ejerce de exhibicionista en los lavabos de las tabernas y la cocaína llueve desde los balcones.”

  La editorial Clan ha dado inicio a una nueva colección titulada "Prosa Cruda" y el primer título ha sido Línea Uno de Juan Mendoza. No creo que pudieran haber elegido mejor libro para iniciar esta nueva línea editorial. 
   El libro de Juan Mendoza, construido mediante agilísimos capítulos de breve extensión, retrata la vida del Puente de Vallecas. Una vida sobre la que la mirada del escritor va y viene, se acerca y se aleja, como si estuviera dando unos paseos diarios en los que se encuentra o no con sus personajes. Los observa y los describe, los deja y los hace hablar, aparecen y desaparecen, construyendo un retablo de lo común que habita entre las estaciones de metro de Puente de Vallecas y Nueva Numancia. Como si su escritura fuera una desbrozadora, el libro de Juan Mendoza quita las ramas más altas de los arbustos que nos impiden ver algo más de la vida real que se mueve a ras de suelo en el Puente de Vallecas.
   Ojo. En el Prefacio aclara el autor que Línea Uno no pretende dar cuenta del escenario completo del Puente de Vallecas. Alguien se puede sentir incómodo, molesto incluso, con un Juan Mendoza que retrata un barrio en el que no hay personas "normales" que viven y trabajan como la mayor parte de las personas "normales". De hecho, quizá alguno piense que da esa cosa que se dice tan a menudo: que da "mala imagen del barrio". Y es que Juan Mendoza te muestra el Puente de Vallecas que te quiere mostrar, el suyo, el que su ojo percibe y su pluma expresa. Nadie le podrá reprochar nada en términos de la autenticidad que se le supone a un narrador. 
   Quizá esta sea una de sus virtudes: no ofrecer explicaciones del porqué de su perspectiva, no sentirse obligado a esa corrección que te obligaría a retratarlo todo para poder hablar de las partes. Este es el Puente de Vallecas de Juan Mendoza, a salvo de uniformidad y gentrificación, que en los tiempos que corren es algo para tener en cuenta.

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