Manuel viene a presentarnos su último libro, El último día de Terranova, que habla de la historia de Galicia de los últimos 40-50 años, del amor, de buenos no tan buenos y de malos no tan malos, de libros y de la enfermedad, en este caso de la poliomielitis. Pero no hablaremos más aquí del libro porque ya nos dijo Fernando que él lo ha explicado muy bien en nuestro blog como podéis comprobar pulsando aquí.
Las librerías son para Manuel el lugar donde existe emoción, donde existe memoria: son las terranovas porque son lugares donde todos somos iguales, entre nosotros y con los personajes que escribieron y están en los libros. Fueron el lugar de refugio de libros prohibidos y de personas escondidas.
Esos libros, continúa explicando Manuel, no son varios compartimentos diferenciados, si no que todos forman parten de un mismo libro o de un mismo círculo concéntrico, de un mismo petroglifo repetido en todas las civilizaciones. Cada libro es un círculo también en sus obras: La lengua de las mariposas nace de un poema que escribió en los 80, de La lengua de las mariposas nace El lápiz del carpintero, de El lápiz del carpintero sale Los libros arden mal y así hasta ahora. Todo libro acaba siendo, así, un viaje apasionante hacia lo desconocido. Y es por ello que siempre queda una parte de nosotros dentro del libro, como en este caso le ocurrió a Manuel, todavía entre Terranova y Vallecas, según nos contó.
Manuel enseñándonos "su power point" de círculos |
Y dentro de ese libro, dentro de este último círculo, nos quedamos mientras Manuel Rivas nos recita un poema de A boca da terra (Xerais, 2015) que nos deja a todos bien jodidos, como bien termina diciéndonos él.
Crónica de Sheila Mateos
del encuentro con Manuel Rivas
celebrado el 14 de marzo de 2016 en Librería Muga
a propósito del libro El último día de Terranova.
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