Presentación de "Indies, hipsters y gafapastas" de Víctor Lenore

ACTIVIDADES
Nuevas formas de dominación cultural
"Indies, hipsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural" de Víctor Lenore, Capitán Swing.  
Viernes 5 de diciembre, 19.30: presentación del libro e inicio de la campaña "100 días con el Capitán Swing".

   El viernes 5 de diciembre, a las 19.30, Víctor Lenore presentará en Librería Muga su libro Indies, hipsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural, acompañado del sociólogo Isidro López, uno de los miembros más visibles del Observatorio Metropolitano de Madrid. Con esta presentación iniciaremos en Librería Muga la campaña "100 días con el Capitán Swing" que te contamos en este enlace. Si Lenore  barajó varias editoriales para publicar este libro, hizo pleno eligiendo Capitán Swing, posiblemente la editorial menos hipster del mercado español. En los años del boom editorial (porque también lo hubo, al calor de la bonanza económica y su burbuja), cuando muchas editoriales buscaban su camino en los territorios de cierta distinción que crítica Lenore en su libro, Capitán Swing se esmeraba en construir un catálogo sólido, coherente y, más importante si cabe, anticíclico. Y puesto que Indies, hipsters y gafapastas es una especie de viaje, una road-movie de un joven autor que abandona los frívolos territorios juveniles de lo "hipster" para llegar a una consciente y comprometida madurez, podríamos parafrasear el hiper parafraseado microrrelato de Augusto Monterroso para decir que "Cuando Víctor Lenore despertó, el Capitán Swing todavía seguía allí".

  Si algo evitaría valorar con justicia el trabajo de Víctor Lenore en este libro (que, por otra parte, no es otra cosa que la puesta en orden de ideas que había ido desarrollando en intervenciones más cortas y dispersas) es el hecho de que el autor es un converso. Y ya sabemos que en España tenemos tendencia a desconfiar del que ha abandonado sus posiciones iniciales, probablemente desde esos "pequeños incidentes" que tuvieron nuestros antepasados cristianos con nuestros antepasados judíos y musulmanes hace unos cuantos siglos. En este sentido, Lenore es completamente transparente. Confiesa desde el principio haber formado parte en sus años mozos de las "hordas del mal". Pero ya ha encontrado el camino. De alguna manera, este libro es la historia de una redención. Pero, ¿hasta qué punto es también la historia de una regeneración colectiva, de la transformación de una generación? Sin duda, este el asunto más importante por el que debe ser juzgado este libro. Personalmente me importa poco si Lenore es un traidor o un mesías. No me pronuncio. Sin duda es un gran escritor, con mucho talento para el estilo conciso y explosivo del artículo crítico periodístico. Pero, ¿qué hay del sociólogo? ¿Consigue Víctor Lenore describir con precisión la cultura hipster, indie, gafapasta y justificar la tesis inicial de su dominación cultural?
   Como él mismo reconoce en el capítulo seis, una de las bases de su discurso son las tesis del sociólogo francés Pierre Bourdieu, desarrolladas en el libro La distinción: criterio y bases sociales del gusto, y cuya idea principal Lenore describe así: "nuestras preferencias estéticas son el reflejo de nuestras aspiraciones sociales". Tomando esta idea como eje, ilustra al léctor mediante infinidad de ejemplos acerca de la dominación cultural indie y la define como la voluntad de distinguirse del gusto popular y plebeyo por parte de amplios grupos de las clases medias con acceso a la cultura. Y en mi opinión, acierta en lo fundamental de su caracterización, aunque cada uno deberá juzgar al leerlo. Ahora bien, como todos nos hemos identificado, rozado o golpeado con esta cosa de lo hipster, cualquier lector tendrá matizaciones que hacer al libro de Lenore. Yo propongo dos.
   Por un lado, creo que hay un exceso de estructuralismo contracultural en su análisis. La causa por la que varias generaciones de jóvenes cayeron en la tentación "gafapastosa", sugiere Lenore, es el plan urdido por multinacionales y gobiernos afines para introducir indirectamente a millones de jóvenes de todo el mundo en modelos de consumo dirigido y de paso despolitizarlos y ocultarles la verdad de la explotación. En mi opinión, se queda en la superficie. Me parece que olvida las condiciones materiales en las que se gestan esos procesos: un largo ciclo de crecimiento económico, una conflictividad social limitada, excedentes en la producción que buscan consumidores, a lo que se añade un nivel de vida en que los básicos (sanidad, educación, protección social) se perciben como cubiertos. Pero sobre todo, se olvida de una promesa. La promesa de la línea recta: masas de jóvenes a los que se les promete un futuro seguro y confortable, siempre y cuando pasen por el aro de los estudios, los másters, las hipotecas, la familia, el consumo sostenido, etcétera. ¿Hace falta que pérfidos ejecutivos de multinacionales conchabados con ministros de cultura e industria sin conciencia de clase diseñen malvadas estrategias de captación de estos jóvenes o quizá ellos por sí solos se entregarían a un camino de emoción, autenticidad y distinción que les permitiera no sentirse sometidos a la rueda imparable de un modelo económico que, por otro lado, no estaban en condiciones de cuestionar?
   La segunda matización conecta con lo anterior y con el viaje del autor con el que empezábamos esta crónica. Lo característico de esta época en la que se escribe Indies, hipsters y gafapastas es que la promesa de la línea recta ha desaparecido. El lazo social, se repite en todos los lados, está roto. Nadie cree ya que los caminos están trazados y son transitables. Los hipsters ya no detentan la dominación cultural, porque el modelo social y económico sobre el que se sustentaba su dominio está quebrado. Los hipsters deben desaparecer, dirá Lenore normativamente, o convertirse en otra cosa: ya no se deseará la autenticidad y la distinción, sino que se buscará el interclasismo en el gusto, la solidaridad entre los distintos estratos de la sociedad y la experiencia comunitaria como el modo máximo de realización personal.
"¿Qué tipo de enfoque cultural hay que defender entonces? Algo más parecido a una cooperativa que a una start-up, a un centro social ocupado que a una librería de diseño, a una fiesta mayor organizada por las asociación de barrio que a un festival hipster. (...) Podemos empezar por pedir una cultura donde las marcas comerciales tengan menos peso. Donde se hable menos de gustos personales y más de experiencias sociales. Donde no haya una tremenda desigualdad económica entre líderes creativos y masas consumidoras."
   Mi segunda matización se ve venir. Hace falta mucha más elaboración para evitar que la propuesta de Víctor Lenore se convierta en otra moda social más que acabe pasando. Aunque tampoco creo que haya que pedirle eso a Indies, hipsters y gafapastas. No deberíamos esperar que nos lo den todo hecho. Pero si olvidamos las condiciones económicas y sociales de las que venimos y si no las conectamos con nuestro presente, es muy probable que la siguiente tribu urbana modernísima, el siguiente fuego que arda y se desvanezca, sean los jipis con jota: los Jóvenes Interesados en Política. 

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