Muere Adolfo Suárez

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Suárez: muerto el hombre, empieza el mito
Pueden leer a Gregorio Morán y a Javier Cercas para situar al personaje   

   Hoy ha muerto Adolfo Suárez, el que fuera presidente del gobierno durante los primeros años de la Transición española. Durante la última década Suárez ha permanecido retirado de la vida pública, aquejado de una enfermedad que ha sido manejada con el máximo respeto por unos medios de comunicación que no suelen caracterizarse por su respeto de la privacidad. El anuncio por parte de la familia de que el desenlace era inminente permitía imaginar lo que sucedería: que todas las webs, los periódicos, las radios y las televisiones dedicarían horas y horas a analizar la figura del finado. Muerto el hombre, empieza el mito. Y el mito de Suárez, no cabe duda, está ligado al mito fundacional de la Transición. Y dando por hecho que las personas nos caracterizamos por hablar bien de los muertos, resulta bastante obscena la operación de maquillaje de la Transición que se ha puesto en marcha las últimas horas ligada a la muerte de su "maquinista" como lo han calificado en ElDiario.es (supongo que sugieren que "maquinadores", lógicamente, fueron otros). Sin animo de ofender, todo esto es una farsa.






   Dijo Karl Marx hablando de las revoluciones francesas del XVIII y el XIX que "Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa."

   Hoy, a la muerte de Suárez, asistimos a la farsa de la Transición, a la representación de lo que en su momento fue una tragedia. La Transición fue una tragedia, sí, en el estricto sentido del teatro griego en el que surje. Una narración en la que hay personajes a los que se les llama héroes porque sus acciones cuestionan un orden existente, a veces de manera consciente y voluntaria, a veces de un modo indirecto e involuntario. Unos acontecimientos que ya desencadenados tienden a llevarse por delante a los que pusieron en marcha el proceso (y a muchos más). Un orden que se tambalea hasta dar lugar a otro orden. Un espacio y un tiempo en el que la voluntad se ve encajada dentro de unos límites (mitológicos o políticos, es lo mismo). No hace falta entrar en contenidos políticos polémicos: tanto los partidarios como los opositores podrían estar bastante de acuerdo en esta descripción. 

   Lo que no es aceptable, lo que es una farsa, es convertir la muerte de Suárez en una herramienta para acallar las críticas a la Transición. Insistir en el Mito de la Transición no conseguirá acabar con las críticas existentes al último proceso constituyente acontecido en España. Sea mayoritaria o minoritaria, generacional o genérica, constructiva o destructiva, la cuestión sobre la Transición no se va a cerrar con una farsa de este calibre.

   Para acabar, en Muga no nos olvidamos de que somos una librería y que nuestra labor es (además de mover libros de un sitio a otro) recomendar libros. Y si no nos interesa el mito, lo mejor es volver al hombre. Mi compañero Santiago no me perdonaría que no recomendara Anatomía de un instante, en el que Javier Cercas caracteriza a Adolfo Suárez tal y como Hans Magnus Enzensbeger sugiró pensarlo en este artículo de 1989: como una compleja figura del "héroe de la retirada".


   Pero gracias a mi amigo Guillermo Rodríguez puedo recomendar hoy a un periodista que probablemente no aparecerá en ningún medio de comunicación un día como hoy, porque no creo que tenga especial interés en participar en la farsa. Se trata de Gregorio Morán y es autor de de dos biografías de Suárez, entre otros trabajos de investigación que consiguió publicar. La primera, publicada en 1979 (en pleno auge del personaje), con el titulo de Adolfo Suárez. Historia de una ambición. La segunda, publicada en 2009 (en plena elaboración colectiva del mito), Adolfo Suárez. Ambición y destino. Ambos libros están descatalogados, pero son fáciles de conseguir en el circuito de librerías de segunda mano. Pregúntennos si están interesados en ellos. Basta leer esta entrevista que le hizo el periodista Antonio Yelo en Jot Down para saber la manera en que Gregorio Morán se enfrenta a los claros y oscuros del político Adolfo Suárez. En mi opinión, Morán le hace más justicia al personaje que todas las plañideras que inundan los medios esta tarde. Pero es mi opinion. Y sé que importa poco. 

   Por otra parte, en dos horas empieza el partido de fútbol Real Madrid-Barcelona que decide parte de la Liga de fútbol de este año. Y mi opinión y la de todos los demás va a ser rápidamente colocada en su lugar. A veces hay que agradecer al fútbol lo mucho que hace por frenar, aunque sea momentáneamente, la expansión de la propaganda. Dicho con todo el respeto.


1 comentario:

  1. Efectivamente, la Transición, con su "maquinista" al frente y la ayuda de fogoneros como Carrillo, González, etc., fue ni más ni menos que el paso de los fascistas colaboradores con la dictadura, a demócratas colaboradores con sus negocios. No nos extrañe, pues, que lo que ahora estamos viviendo sea la herencia de aquellos años. Y que nos dejen de cuentos.

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