Tullidos, bastardos y
cosas rotas
APOLOGÍA DE LOS
INTERMEDIARIOS
Conocí a Igor, el boss de Muga, hace unos ocho años; un
tío que parecía salido de El gran
Lebowski, curioso, entusiasta y que hablaba por los codos y con vehemencia de
libros (y de muchas otras cosas): me cayó bien al instante. Su librería —en
muchos sentidos una prolongación de su personalidad apasionada, expansiva y
caótica— también me gustó, de modo que me convertí a la vez en amigo y cliente
de Muga.
Durante
el primer año de nuestra amistad, cada vez que nos veíamos nos poníamos al día
sobre libros, discos, películas y series que nos volvían locos en ese momento,
y cada vez la conversación derivaba hacia el mismo punto: Igor me insistía en
que tenía que leer Juego de tronos, primer
libro de Canción de
hielo y fuego, según él la obra maestra de un norteamericano...
...llamado George R. R. Martin. Yo, por supuesto, le daba largas; a ver, ¿qué adulto en su juicio puede querer embarcarse en una serie de fantasía seudomedieval aún inconclusa, compuesta por varios tochos de casi mil páginas cada uno? Pero por otro lado, como no era el típico nerd seguidor de sagas fantásticas, me aseguraba que los libros estaban más cerca de Los Soprano que de El Señor de los anillos y su entusiasmo al hablar de ellos era inagotable, me picaba la curiosidad, y el muy cabrito lo notó. Sabedor de mis gustos, me habló maravillas de la novela de vampiros de Martin, Sueño del Fevre, y piqué el anzuelo: la leí de un tirón y caí rendido a los pies del gordo de Nueva Jersey. Os podéis imaginar el resto: devoré Juego de Tronos, los siguientes y desde entonces espero con ansiedad cada nueva entrega de la serie. En definitiva, me volví súbdito de Poniente.
...llamado George R. R. Martin. Yo, por supuesto, le daba largas; a ver, ¿qué adulto en su juicio puede querer embarcarse en una serie de fantasía seudomedieval aún inconclusa, compuesta por varios tochos de casi mil páginas cada uno? Pero por otro lado, como no era el típico nerd seguidor de sagas fantásticas, me aseguraba que los libros estaban más cerca de Los Soprano que de El Señor de los anillos y su entusiasmo al hablar de ellos era inagotable, me picaba la curiosidad, y el muy cabrito lo notó. Sabedor de mis gustos, me habló maravillas de la novela de vampiros de Martin, Sueño del Fevre, y piqué el anzuelo: la leí de un tirón y caí rendido a los pies del gordo de Nueva Jersey. Os podéis imaginar el resto: devoré Juego de Tronos, los siguientes y desde entonces espero con ansiedad cada nueva entrega de la serie. En definitiva, me volví súbdito de Poniente.
De
no haber sido por Igor, yo nunca habría leído Canción de hielo y fuego (mucho menos ahora que ha alcanzado niveles de popularidad harrypotterianos gracias a su adaptación
televisiva), y me habría perdido un pedazo de la mejor literatura
estadounidense de los últimos años. No me habría perdido La carretera o Libertad, porque
nadie se pierde La carretera o Libertad, pero sí me habría perdido un
montón de fantásticas novelas si él no me las hubiera recomendado con
insistencia: novelas como Adiós, hasta mañana
de William Maxwell, Por amor al pueblo de
James Meek, La
teoría de las nubes de Stéphane Audeguy, La
piel fría de Albert Sánchez Piñol, Historia de un matrimonio
de Andrew Sean Greer o Que
el vasto mundo siga girando de Colum McCann;[1]
pequeños tesoros sepultados entre las pilas de novedades y superventas que encuentran
su público gracias a libreros como Igor,
intermediarios apasionados que los ponen en contacto con la gente que tiene la
capacidad de disfrutarlos. De modo que tengo mucho que agradecerle; desde luego,
habría podido vivir sin sus recomendaciones, pero mi vida sería mucho más gris.
A Muga,
como a cualquier otro pequeño negocio, no le va tan bien en estos tiempos, y el futuro próximo pinta mal. De
modo que, como ya habréis sospechado, todo este post no es más que un ardid para pediros que compréis vuestros
libros allí. Vale, de vez en cuando todos compramos alguno en las grandes
cadenas; alguien tiene que hacerles ganar dinero a los malvados capitalistas y
hay días en que nos toca a ti y a mí hacerlo, porque siempre están a mano
cuando necesitamos pillar algo rápido para un regalo. Pero si no compramos la mayor
parte de nuestros libros en las pequeñas librerías, estas acabarán cerrando y
desapareciendo, y lo que más echaremos de menos en ese futuro distópico en el que todos los libros se
venderán en centros comerciales o en Amazon serán
esos tesoros ocultos que ni siquiera sabíamos que existían hasta que gente como
los libreros de Muga nos los descubrían.
Oh, y
desde luego hay muchos más motivos para comprar en Muga antes que en Amazon: porque
es una especie de centro sociocultural del barrio; porque los mugalaris tienen una conversación
interesantísima; porque os regalan los
marcapáginas más cool del mercado; porque
son amigos de Almudena Grandes, si sois republicanos o porque nuestro
futuro rey también compra en Muga, si sois monárquicos; o simplemente
porque os van los barbudos. Elegid el que más os guste, pero por favor, seguid comprando
allí. Yo seguiré haciéndolo porque, como el enano Tyrion Lannister le decía a
Robb Stark en Juego de Tronos, mi
punto débil son los tullidos, los bastardos y las cosas rotas.
[1] (dicho sea de paso,
también me habría ahorrado algunas que no me gustaron nada, como la infumable Fin de David Monteagudo o ese pastiche cormacmccarthyano que es Sukkwan Island; mínimos deslices en todo caso, que me
confortan al probar que ni siquiera Igor es perfecto recomendando libros)
De todas las recomendaciones, tan sólo he leído, por ahora, Que el vasto mundo siga girando y coincido plenamente contigo, es una grandísima novela, de un autor para mí desconocido, grata sorpresa, aunque no creo que sea tan claramente uno de tus "olvidados", como otros que bien recomiendas.
ResponderEliminarPor supuesto que no debemos dejar de comprar libros y si es en Muga mejor que mejor ...... y si son en papel, mejor todavía. No me imagino yo como hubiese sido la peli Fahrenheit 451 si lo requisado para quemar hubiesen sido ebooks..... en fin, una simple idea.
Andrés.
Ja ja ja. Otra película, desde luego. Yo creo que, de todos estos libros, a ti te va a encantar Adiós, hasta mañana, de William Maxwell. Una extraordinaria novela corta, reflexiva, sabia y emocionante. Una exquisitez.
EliminarNo dudes que me lo leeré y más pronto que tarde. Hasta muy pronto.
ResponderEliminarMe tienta La teoría de las nubes.
ResponderEliminarjavi, a mi me recomendó todos los mismos, los leí casi todos y me gustaron. el de vann también me encantó
ResponderEliminarme cagué de risa con tu último párrafo sobre las barbitas de muga
abrazo desde buenos aires