La aventura y el terror de una época dramática
EL LECTOR DE JULIO VERNE · LA EPOPEYA DE UNA NOVELISTA EN ESTADO DE GRACIA
Discuto con algún lector sobre la grandeza de la Grandes (valga la redundancia). Algunos me hablan de la epopeya que supone escribir seis novelones sobre el periodo histórico del franquismo. Yo les digo que puede con eso y con más. Algunos hablan con el prejuicio en la boca. Que si seis novelas son muchas, que si siempre el sesgo de los perdedores, que si es imposible que todas sean buenas…¿Has leído Inés y la alegría? ¿El corazón helado? ¿Los aires difíciles? No, me dicen, no nos interesa esa literatura. ¿Qué literatura? Digo yo. Pues ésa, tú es que la aprecias mucho y por eso hablas así. Bah, prejuiciosos. Ninguna habla directamente de la Guerra Civil (porque se refieren a la Guerra Civil). No sólo por eso hablo así, porque la conozca y la admire por su valentía, por su faceta humana y su
implicación en la vida cultural, política y social de este país, tampoco porque aprecie la emoción de su narrativa, o su calidad en la descripción de ambientes y personajes, sino porque realmente para mi, sus novelas son muy buenas, su forma de narrar poderosa, magnética y emocionante. Y encima tiene los huevos de contar lo que casi nadie ha contado con un estilo propio. Y además, ¿quién ha contado la historia de esos perdedores? Pues…Juan Eduardo Zúñiga, indiscutible, con su Trilogía de la Guerra Civil, Alberto Méndez muestra un breve esbozo con Los girasoles ciegos, quizá de pasada Javier Cercas y su célebre Soldados de Salamina, Ignacio Martínez de Pisón, Jordi Soler un auténtico maestro contando la historia de los perdedores con Los rojos de ultramar, La última hora del último día y La fiesta del oso, últimamente Manuel Longares y sus Cuatro esquinas…Pero nadie como Almudena. Porque su prosa es una apisonadora histórica que te revuelve las tripas y te pone a mil el corazón. Con sus libros quieres volver siempre a casa rápidamente para poder seguir leyendo y que nadie te moleste.
implicación en la vida cultural, política y social de este país, tampoco porque aprecie la emoción de su narrativa, o su calidad en la descripción de ambientes y personajes, sino porque realmente para mi, sus novelas son muy buenas, su forma de narrar poderosa, magnética y emocionante. Y encima tiene los huevos de contar lo que casi nadie ha contado con un estilo propio. Y además, ¿quién ha contado la historia de esos perdedores? Pues…Juan Eduardo Zúñiga, indiscutible, con su Trilogía de la Guerra Civil, Alberto Méndez muestra un breve esbozo con Los girasoles ciegos, quizá de pasada Javier Cercas y su célebre Soldados de Salamina, Ignacio Martínez de Pisón, Jordi Soler un auténtico maestro contando la historia de los perdedores con Los rojos de ultramar, La última hora del último día y La fiesta del oso, últimamente Manuel Longares y sus Cuatro esquinas…Pero nadie como Almudena. Porque su prosa es una apisonadora histórica que te revuelve las tripas y te pone a mil el corazón. Con sus libros quieres volver siempre a casa rápidamente para poder seguir leyendo y que nadie te moleste.
Almudena Grandes ha escrito una novela inconmensurable sobre el miedo, un libro de aventuras, que cuenta en la voz de un niño una época histórica muy desconocida aún. Con ella continúa con una serie formada por seis libros independientes titulada Episodios de una guerra interminable que se sitúa en la posguerra española y la dictadura de Franco en sus primeros veinticinco años. Su objetivo, trazar un repaso de acontecimientos históricos poco conocidos de la resistencia antifranquista, historias pequeñas pero heroicas, llenas de lucha, coraje y determinación, historias mínimas olvidadas que desempolva la autora para recordarnos lo que sufrió una gran parte de la población: la peor represión y más feroz de la Europa del siglo XX bajo durísimas condiciones. La evolución de esta novelista no encuentra final. Su valentía y compromiso para tratar de tú a tú a la Historia la sitúan como una escritora fundamental de su tiempo, siempre atenta a mostrar los pequeños matices de los olvidados, de los humillados, de esas mujeres fuertes y sentimentales (también hombres, ojo) que aportaron toda la vida y alegría posibles en unas condiciones infrahumanas, de todos aquellos que no tuvieron voz... Una visión rotunda y profunda del mundo que lleva a ebullición los sentimientos y que te atrapa por su dominio del tiempo, la descripción y las pasiones humanas. Novelas que serán imprescindibles para entender nuestra Historia y la desgracia de aquellos que sufrieron el franquismo. Inés y la alegría era una novela que hablaba de hombres y mujeres valientes. De seres humanos olvidados por la gran historia, pero que habitaron y lucharon por la dignidad y la justicia de nuestro país. En esta ocasión, nuevamente Almudena Grandes nos conduce con pulso emocionante a través de las vivencias de Nino, un niño hijo de Guardia Civil que aprende a mirar lo que le rodea con ojos diferentes a los que le imponen. El lector de Julio Verne es una novela de aprendizaje, de aventuras, de terror y de historia.
Nino tiene nueve años y vive en un Cuartel de la Guardia Civil en un pequeño pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Para él, tienen mucha más importancia su amigo Pepe el portugués y Cencerro, el jefe de los guerrilleros echados al monte, al que admira secretamente. A Nino le llaman canijo por su estatura, sabe que nunca entrará en la Guardia Civil y su padre le da la oportunidad de aprender mecanografía para buscarse un futuro mejor. Su profesora, Elena, que vive en un cortijo con otras mujeres relacionadas con los rojos, tiene una biblioteca maravillosa que hará que Nino empiece leer novelas de aventuras que le abran a otros mundos, también aprenderá a descubrir que cerca de él, existen historias de aventuras igual de fascinantes, más reales que la de los libros, pero con finales mucho más dramáticos.
Novela de iniciación por un lado y de terror por otro, cuenta a través del niño la vida en una población rural donde todo gira en torno a la gente echada al monte, los guerrilleros, y las fatales consecuencias que tiene para la gente cercana a ellos, que sufre la brutal represión de los vencedores, aunque algunos de éstos se avergüencen también y se sientan humillados por su propio comportamiento. El retrato psicológico de los personajes es una de las lecciones clave de la novela y del estilo de la autora. Porque también es un libro sobre la conciencia, la buena y la mala, sobre lo que es necesario hacer, sobre el deber, la lealtad y las consecuencias de las elecciones. El lector de Julio Verne es un guiño también a los libros y a su poder de evocación de la libertad y el conocimiento. Es un homenaje a Galdós, a Stevenson y a Verne, claro. Y es también un pequeño homenaje al propio abuelo de la autora que tenía una maravillosa biblioteca en la que Almudena empezó amar los libros, soñando con escribirlos algún día.
Nuevamente, Almudena Grandes, crea una galería de personajes inolvidables que te hacen vivir de cerca la historia amarga de una época que no conocemos en profundidad -por mucho que algunos se empeñen en hacernos creer lo contrario- y que es absolutamente necesario no olvidar. No hay dos sin tres, y esperamos ya con paciencia y fervor, la tercera obra de la serie, Las tres bodas de Manolita.
+ info en http://www.almudenagrandes.com/
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