Razones para leer ahora más que nunca
Comenzar con este título puede resultar rimbombante
o pretencioso por mi parte. Pero habida cuenta de los avatares por los que
transcurre la realidad político-económica, y teniendo en cuenta que los medios
de comunicación por los que nos llegan las noticias diarias, son cada vez más
partidistas y afines al color del gobierno que nos presidirá un mínimo de
cuatro años, no resulta en sí una conclusión, sino una verdad de perogrullo.
Afirmar que hoy, más que nunca, la lectura ES
una de las pocas armas que nos quedan para interpretar la realidad que nos
circunda, el día a día en el que los mensajes confusos y fatídicos nos abruman en
una depresión cada vez mayor, es esa verdad tan evidente en si misma que no es
necesario demostrarla.
Javier, mi gran amigo Javier, me contaba no hace
mucho que cuando hablaba con su amigo Apóstolis en Atenas, este no quería que
le preguntara nada que tuviera relación con la crisis que estrangula a los
griegos porque le sumía en una profunda tristeza. La misma a la que el dinero,
las corporaciones económicas, los bancos mundiales, los fondos monetarios
internacionales, las bolsas, los bancos y los desgobiernos neoliberales han
sometido a la población griega y a los países del sur de Europa.
Entre la derecha mediática y la que nos gobierna
da la sensación, cada vez más patente, de que van a desmantelar el ideario
progresista. Como un rodillo que triturara todo aquello que pudiera afectar
positivamente a la gente de a pie. Acabarán con todo lo que tenga tufillo a público
y que por ende pudiera poner en la picota las actuaciones políticas y económicas
futuras: educación pública, sanidad pública, servicios sociales, vivienda de
protección.
Para ello utiliza la palabra como
eje fundamental a través de los canales de TV, radio y prensa generalistas, que
son la mayoría exceptuando Rtve por ahora. No dudando en utilizar la máxima de
Joseph Goebbels “Una mentira repetida mil veces se convierte en realidad“.
Y si no me creen escuchen los noticiarios de las
distintas emisoras, lean los titulares de las primeras páginas de los periódicos
o véanlos en las distintas cadenas de TV: malas noticias, siempre malas
noticias relacionadas con la economía, con la culpa fue del PSOE, con el Islam,
con la guerra no declarada en Siria, con la futura guerra de USA e Israel
contra Irán, con el aumento del carburante…
Me ha venido a la cabeza, ahora que han salido el
carburante e Irán, que visionen cuando puedan Rubicón, serie que emitió Canal+,
en la que uno se piensa si las guerras, los atentados y la difusión de noticias
de todo pelaje no serán si no la manipulación que hacen de nuestras vidas, de
lo que quieren que creamos. En este mundo nada es verdad ni es mentira, todo es
del color del cristal con que se mira… que decía don Ramón de Campoamor.
Pero vayamos un poco más allá. Reivindiquemos a Maquivelo
y su tan manida frase de El Príncipe…"El fin justifica los medios"… Querámoslo
o no viene al dedillo. Enumeremos los titulares diarios con los que nos bombardean: corruptelas en
Valencia, en Castellón, en Andalucía, en Madrid. Trama Gurtel… Caso Noos… ERES
andaluces… Siempre o la mayoría de las veces antes de futuras elecciones. Será
la casualidad.
La batalla se libra a diario en los medios de
comunicación, lo queramos o no. Y para despejarnos un poco de tanto bombardeo
mediático: fútbol. Bendita creación balompédica de la pérfida Albión que nos
despeja del estrés comunicativo diario. Pan y Circo, que decían los romanos. Qué
sabios estos romanos que debían estar locos según Obélix.
Y todo pasado por el tamiz de los mass media.
Porque lo público cuesta caro al ciudadano –eso es lo que nos dicen
constantemente aquellos que cobran de lo público-, y por tanto tiene que
desaparecer… O como mínimo travestirse de objetividad como los TeleMadrid o
Canal Nou.
Ay! Mi querido Toni Garrido y Tom el sueco, mi
querido Juanra Lucas, mi querido diario Público edición digital, mis queridos Telediarios
de La 1 y documentales de La 2, mi querida Radio 3, Radio Clásica, Radio 5 Todo
Noticias… Tenéis los días contados, sois la crónica de una muerte anunciada.
¿Y a qué venía todo esto? Perdónenme ustedes
tanta divagación. Será la edad, o como decía mi cuentacuentos preferida Marga,
el alemán ese que siempre me anda rondando… Alzheimer. Ah! Sí:
que hay razones para leer ahora más que nunca.
Y como se trata de eso, de lectura, ahora más que
nunca les recomiendo la lectura o relectura de dos clásicos: Un mundo feliz de
Aldous Huxley y 1984,de George Orwell. La primera publicada en 1932, hace ochenta
años, y la segunda en 1949, cuatro años después de la II Guerra Mundial y
coincidente con el período de Stalin en el poder soviético.
¿Qué por qué las recomiendo? Porque desde mi
modesta opinión están de furiosa y rabiosa actualidad. Sociedades perfectamente
divididas por condicionamiento desde el nacimiento para vivir de una manera u
otra en función de las necesidades de los estados ¿O acaso el Plan Bolonia no
es una planificación alevosa al servicio de las empresas?
No sé, o sí sé pero quisiera que ustedes lo
descubrieran por sus propios medios, con la lectura reposada, y con la asociación
entre la ficción novelada y la realidad contemporánea. Que cada uno saque sus
conclusiones.
Y con ello deseando que la lectura reposada,
tranquila, en casa, en el metro, en el autobús, en el tren, en el parque el
domingo por la mañana, en la cama antes de caer en brazos de Morfeo, se convirtiera
en el Soma de Un mundo feliz, nuestro soma particular, para interpretar la realidad que
nos rodea o para evadirnos de ella, lo que más les guste.
Por eso lean, lean ahora más que nunca, lean como
nunca antes habían leído, porque el mundo, este mundo que nos ha tocado, está
lleno de letras, de mensajes, de un océano inmenso de mensajes. Y hay que saber
nadar, digo leer, para no ahogarse en ellos.
MAD Rullo
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