La aventura comunista de Jorge Semprún

ACTIVIDADES
De vidas que son testimonio de una época
12 de marzo de 2014: Presentación en Muga de La aventura comunista de Jorge Semprún  de Felipe Nieto (Editorial Tusquets).    


    Hace aproximadamente cinco años, en la última reedición que hizo Seix Barral, pude leer La noche quedo atrás de Jan Valtin. La reflexión inmediata que me produjo la lectura de este relato autobiográfico es la misma que he tenido al leer La aventura comunista de Jorge Semprún: que el recorrido por la biografía de algunos personajes tiene la virtud de manifestar el espíritu de una época. Jan Valtin (Richard Krebbs) es la encarnación de los revolucionarios profesionales que formaban parte del proyecto para construir una sociedad igualitaria, sin clases, imitando el incipiente -y todavía inmaculado- modelo socialista soviético. Por su parte, los veinticinco años de la vida de Semprún que relata Felipe Nieto son, salvando las distancias, el "trasunto ibérico" de Jan Valtin. Desde que en 1936 el joven Semprún marchase al exilio francés tras el alzamiento militar se va gestando la figura del militante revolucionario, en su forma específicamente española, es decir, como luchador antifranquista. Todo lo que se haga por explorar los matices de una figura como la de Jorge Semprún resulta innegablemente útil para entender en profundidad la evolución de la resistencia antifranquista durante los cuarenta años de dictadura. Y en mi opinión Felipe Nieto lo consigue, convirtiendo La aventura comunista de Jorge Semprún. Exilio, clandestinidad y ruptura en un documento fabuloso con el que recorrer, desde el otro lado del espejo, lo que el franquismo intentó convertir en "25 años de paz".
 


  
Presentación del libro en Librería Muga, el miércoles 12 de marzo, a las 19 horas.

En los próximos días publicaremos en Las calles de Venecia una reseña que estamos preparando sobre La aventura comunista de Jorge Semprun, pero hay varias cosas que nos encantaría preguntarle al profesor Felipe Nieto antes de hacerlo. Por eso le hemos invitado a una presentación de su libro para poder dialogar con él sobre los hechos que relata en su libro y sobre la interpretación que él hace de ellos, con el tiempo como testigo.

Por ahora, volcamos aquí un breve resumen con el que os queremos animar a participar en este diálogo: 

Este libro recorre los años de militancia de Jorge Semprún en el Partido Comunista, desde su toma de conciencia en el campo de concentración nazi de Buchenwald hasta el abandono de su militancia en el año 1964. El recorrido que realiza Felipe Nieto tiene mucho valor, a mi juicio, porque a través de la figura de Semprún y de su militancia activa en el Partido Comunista durante veinte años, se pueden visualizar gran parte de los avatares de la lucha antifranquista durante las primeras dos décadas de dictadura: el exilio esperanzado en una solución democrática para España tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, la progresiva formación de la resistencia antifranquista en el exterior, la incorporación de nuevos sectores de la intelectualidad y de la universidad a esa lucha o las diferentes estrategias de penetración del antifranquismo en la sociedad española de posguerra durante lo que la dictadura quiso vender como "25 años de paz".
 Y un fragmento breve del libro, uno de los muchos que reunen testimonio y análisis para ofrecer claridad sobre unos acontecimientos sobre los que solemos volver la mirada con escasa perspectiva:

   "Hombres tan diferentes como Pradera, Múgica, Diamante, Muguerza, Punset o Ángel González han hablado de su entrega a la ilusión comunista, «la ilusión del porvenir», según Semprún, cuyo pasado ha estudiado Furet, mostrando la atracción ejercida en los intelectuales europeos en los años treinta y comienzos de los cuarenta, de la misma naturaleza que la que renacería una década más tarde en España. Eduardo Punset, que militó en el PCE hasta 1962, confiesa años después que para él «el comunismo era el desprendimiento, era la solidaridad, era el sueño, el salir de la vileza». En el polarizado mundo español, no había lugar para los matices: o Franco o el comunismo, mal que le pesara al PCE tamaño reduccionismo. Una hipotética «tercera vía», la democracia liberal, sostiene Pradera, no se planteaba ante los militantes en aquellos momentos. Gozaba de poco predicamente por el poco apoyo prestado por las democracias occidentales a la República durante la guerra civil, en contraste con la ayuda soviética. Como mucho, defendían una democracia asamblearia, con la igualdad por delante de la libertad. (...)
   A su lado tenían a los instructores, Jorge Semprún sobre todo, admirado por la seguridad y claridad que transmitía en respuesta a los muchos interrogantes planteados y por el aura de misterio que envolvía su secreta forma de vida. «Semprún era para nosotros el héroe, porque era nuestro único punto de contacto con el mundo, con la Unión Soviética, con París, con la revolución, era el mensajero [...] no éramos fanáticos, éramos gente entusiasta», apunta Punset. Y todos conservan el recuerdo de su poder de seducción personal, para guiar su actividad militante.
   El partido comunista proporcionaba organización y método con los que encauzar el descontento juvenil. No había otra organización hasta febrero del 56 y después de esa fecha ninguna alcanzaría su grado de presencia y eficacia. Muchos que nunca fueron militantes lo comprendieron así en aquel mismo año. El poeta barcelonés Jaime Gil de Biedma, en Manila, encolerizado al leer la denuncia de El Español, «La conjura tiene nombres», no dudaba en proclamar: «Ignoro si alguna vez seré comunista, pero soy decididamente un compañero de viaje y ahora con más vehemencia que nunca. Ignoro si el comunismo será bueno en el poder, pero es bueno que exista. Mientras no esté en el poder, estaré a su lado; después ya se verá. Lo importante es acabar con lo de ahora»."
En las páginas 284 y 285 del libro de  Felipe Nieto,  
La aventura comunista de Jorge Semprún. Exilio, clandestinidad, ruptura. 
editado por Tusquets editores en 2014.
 

2 comentarios:

  1. Este autor es un reaccionario, ya el título del libro debería haberos prevenido.

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  2. No lo creo, Ulrich. ¿Partidario de la democracia liberal en la que vivimos? Sin duda. ¿Conservador? Tal vez. La izquierda política hoy en día, en un sentido estricto, es conservadora (de derechos y de libertades) ¿Convierte eso al autor en un reaccionario? En mi opinión, no.

    Y si contrastas su trabajo sobre Semprún con el de los historiadores revisionistas que intentan construir una historia de España alternativa, legitimadora del franquismo, no hay comparación posible.

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