Cómic de aventuras: nuevo ciclo del club de lectura
Empezará en marzo con "La muchacha salvaje: Nómada" de Mireia Pérez
Antes, la última sesión del ciclo de cómic y periodismo, con El fotógrafo. Miércoles 18 de febrero, 19 horas.
Príncipe Valiente de Harold Foster |
Artículo de Gerardo Vilches,
coordinador del club de lectura de novela gráfica
de Librería Muga.
Aventuras infantiles de ayer
Pocas décadas después de su nacimiento en la prensa, el cómic se orientó casi exclusivamente al público infantil y juvenil. Y acabó convertido en un entretenimiento de masas en el que la autoría quedaba diluida por los mecanismos de una gran industria, que exigía una enorme cantidad de páginas mensuales para mantenerse en movimiento. Ese tipo de situaciones conduce casi invariablemente a la estandarización y repetición de los temas y personajes, y a la férrea codificación de los géneros narrativos: romance, humor, terror, policíaco, y, por supuesto, el cómic de aventuras.
En una época en la que internet
era sólo un sueño y ni siquiera el cine o la televisión eran medios masivos, para
varias generaciones de niños el cómic se convirtió en el principal
entretenimiento y en su ventana al mundo, real o imaginario. Ya fueran los
exóticos parajes selváticos de Tarzan,
la Edad Media tardorromántica de Príncipe
Valiente, los mundos extraterrestres de Flash
Gordon, la antigüedad cómica de Asterix
o la realidad contemporánea estilizada de Tintin,
durante décadas la historieta fue prácticamente sinónimo de acción y aventura. Peripecias
que estimulaban la imaginación de los más pequeños, pero también de los
mayores. De hecho, cuando el cómic comenzó a buscar un público más maduro
durante los años sesenta, el género aventurero fue el punto de partida: fue el
caso de la explosión de la ci-fi francobelga con Alejandro Jodorowsky y Moebius
a la cabeza, por ejemplo, o de la reinvención del género que llevó a cabo Hugo
Pratt en su Corto Maltés. Los años
ochenta trajeron en Francia un auge de la aventura histórica, representada por
las sagas de autores como Bourgeon o Hermann. En España, impulsado
principalmente por la revista Cairo,
el cómic de aventuras para adultos vivió una pequeña edad dorada, inspirada en
la línea clara francobelga de Hergé y sus epígonos.
La aventura en la era de la novela gráfica
Aunque el público de algunos
cómics de aventuras fuera cambiando, lo cierto es que en términos generales el
género seguía fuertemente codificado por la tradición narrativa infantil y
juvenil. Había pocas maneras de contar las cosas, no sólo por las inercias de
la industria cultural y las modas, sino también por las limitaciones de los
formatos, el control de las editoriales —a menudo propietarias de los
personajes— y en ocasiones la censura legal. El peso de décadas de repetición
se dejaba sentir en los primeros autores que intentaron dibujar cómics desde el
paradigma puramente autoral y artístico. Muchos de ellos comenzaron ese largo
camino partiendo de los tópicos del género para evolucionar desde ellos a una
obra libre de normas estrictas.
Lo que en su momento se conoció
como cómic independiente, y que puede identificarse, grosso modo, con el actual
movimiento artístico de la novela gráfica, se ha caracterizado por la búsqueda
de nuevos espacios y nuevas maneras de narrar. Por eso uno de los rasgos que
nos apresuramos a destacar de la novela gráfica es la abundancia de nuevos
géneros provenientes de la literatura adulta: la memoria, la (auto) biografía,
el costumbrismo, el ensayo… Que la piedra de toque del cómic adulto
contemporáneo sea el Maus de Art
Spiegelman, la memoria de la estancia de su padre en Auschwitz, no es casual.
La novela gráfica de aventuras hoy
Es natural que esta aportación
de la novela gráfica al medio se presente como esencial, pero a menudo se
olvida que este tipo de cómic artístico —producido desde la libertad autoral—
ha traído nuevas e interesantes miradas a los géneros clásicos. Subvertir sus
códigos para contar historias personales, pervertir los iconos infantiles o
dotarlos de una nueva dimensión adulta, han sido constantes en el cómic de
autor de las últimas tres décadas. Esa reinterpretación posmoderna y
transgresora se encuentra en el origen de uno de los movimientos más
importantes para el cómic adulto francés: la Nouvelle BD, encabezado
por la editorial independiente L’Association en los noventa. Capitaneada por
Menu, un duro crítico del cómic comercial y su formato omnipresente, el álbum
de 48 o 64 páginas, esta editorial dio cabida a interesantísimos autores que le
dieron la vuelta a los cómics de aventuras que leyeron en su infancia. Fue el
caso del homenaje a Spirou que Lewis
Trondheim llevó a cabo en Lapinot, o
de muchos de los cómics de Joann Sfar y Emmanuel Guibert. David B., autor de
una de las obras fundamentales del cómic adulto, La ascensión del Gran Mal, ha realizado fantásticas aproximaciones
al cómic de aventuras con regusto mítico, como Los buscadores de tesoros y, sobre todo, El jardín armado y otras historias, una colección de relatos
inspirados en las leyendas orientales.
El cómic anglosajón también ha
dado obras que transcurren por este camino. Por ejemplo, la reinterpretación de
la historia sagrada que ejecuta Tom Gauld en Goliath, la reflexión metalingüística de Sam Zabel y la pluma mágica de Dyland Horrocks o algunas de las
historias cortas de Sammy Harkham, como la adaptación de Pobre marinero de Guy de Maupassant. La última trilogía del maestro
Charles Burns —formada por Tóxico, La colmena y Cráneo de azúcar— toma elementos del cómic clásico para crear una
obra única y totalmente personal. Craig Thompson, un autor que saltó a la fama
con el autobiográfico Blankets, se
embarcó tras él en una monumental historia de aventura y amor en la Arabia
mítica: Habibi.
En España, donde la novela
gráfica ha consolidado su presencia especialmente a partir de 2007, las
temáticas costumbristas y autobiográficas suelen atraer más fácilmente la
atención de la prensa generalista, pero eso no significa que no tengamos
nuestra propia panoplia de obras adultas y aventureras. Endurance de Luis Bustos, sobre la expedición de Ernest Shackelton,
es un pequeño hito. En la obra de David Rubín está muy presente la tradición
del medio, por ejemplo en El héroe,
homenaje y apropiación de los códigos del tebeo de superhéroes mezclado con los
mitos griegos, pero también en la versión del poema anglosajón de Beowulf que ha realizado junto a
Santiago García, que es una de las obras claves del cómic español más reciente.
Otra es Aventuras de un oficinista
japonés de José Domingo, una delirante aventura muda que recupera el placer
puro de la acción imprevisible. En una línea más clásica podemos apuntar las
adaptaciones de novelas de Gabi Martínez realizadas por él mismo junto al
dibujante Tyto Alba, como Sudd y Sólo para gigantes. Un último ejemplo: Mireia
Pérez inició con Nómada la serie de
libros La muchacha salvaje,
ambientada en una prehistoria pulp.
Los enfoques son totalmente
variados, como corresponde a un medio en el que los autores tienen ya total
libertad para desarrollar su obra. Cuando escogen contar algo desde los códigos
de la aventura clásica pueden hacerlo desde el homenaje sincero, la
decostrucción desmitificadora u otro camino totalmente nuevo y desconcertante.
Lo importante, en todo caso, es cómo a través de esos géneros hablan de nuestro
tiempo y de sí mismos para un público adulto que aún sabe cómo imaginar mundos
lejanos.
El nuevo ciclo de nuestro club de lectura
Desde Muga hemos decidido dar
inicio al tercer ciclo del club de lectura de novela gráfica con La muchacha salvaje: Nómada de Mireia
Pérez, porque pensamos que concentra todos los rasgos de este nuevo cómic de
aventuras contemporáneo. Pérez narra la historia de una joven perteneciente a
una tribu nómada que se ve forzada al éxodo porque su forma de ver el mundo no
cuadra con la de sus compañeros. Con pinceladas de humor y sexo, la autora
reflexiona sin grandes discursos sobre cuestiones tan universales como el arte,
la identidad y la necesidad de cambio de la humanidad. La muchacha salvaje: Nómada ganó el premio de novela gráfica Fnac /
Sins Entido de 2011.
La primera sesión de este nuevo
ciclo, en la que debatiremos sobre La
muchacha salvaje: Nómada, se celebrará el próximo miércoles 18 de marzo a
las 19:00. El libro puede encontrarse en la mayoría de bibliotecas públicas de
Vallecas y alrededores y estará disponible en Muga.
It reveals how nicely you perceive this subject.
ResponderEliminarBookmarked this website page, will come back for extra articles.
ResponderEliminarRattling wonderful visual appeal on this web site, I’d value it 10 over 10.
ResponderEliminarI went over this internet site and I think you have a lot of great info , saved to favorites.
ResponderEliminar